lunes, octubre 06, 2008

Vocación?


Complicada.

Nunca terminé una carrera. 

Porque nunca supe qué quise hacer de mi vida y porque no sé terminar lo que empiezo. Por lo que sea, nunca duré más de 2 años en una Facultad.

De chica quería ser veterinaria, hasta que vi a mi tío Cotelo cociéndole el ojo a Günter. Günter fue el primer perro tuerto de la familia.

Admiro las personas que siempre supieron lo que quisieron ser, o estudiar. Si por mandato o por elección, no importa. Arquitectura, apicultura, astronomía, medicina, maestra jardinera, turismo… Ellos sabían lo qué querían, y yo no.

En secundaria mis mejores promedios los tenía en Historia, Filosofía, Arte y Literatura, y aún me pregunto porqué en 5to año elegí Ciencias Exactas.

Mi vocación estaba tan bifurcada como yo. El primer test vocacional me dio 50% abogada y 50% ingeniera mecánica.

Cuando terminé el colegio salí decidida a inscribirme en Biología en la UBA y me anoté en Diseño Gráfico. Duré un cuatrimestre del CBC, sólo metí Filosofía y Artes Plásticas. En materia de Diseño : cero.

Salí más perdida de lo que entré. Intenté probar con Sociología. Esta vez la sede era Puan, facultad de Filosofía y Letras. Apenas entré, me sentí completamente afuera. En vez de una facultad parecía una urna. Antes de pedirte tu nombre, te pedían un voto.

El primer día me hice una amiga. Ella venía de Diseño Gráfico de la UBA, como yo ; quería estudiar Sociología como yo, y se llamaba Cecilia. Compartíamos el mismo nombre y la misma frustración.

Y con Ceci nos anotamos en Diseño Editorial. Nunca empezamos Sociología y nunca diseñamos un libro porque la carrera se terminó antes de que nosotras la dejáramos. Falta de demanda, nos dijeron.

Lo que no nos íbamos a imaginar jamás, era, que dos años más tarde, exactamente, la vida nos iba a juntar en la misma mesa, de la misma clase y en el mismo horario de la carrera Diseño Gráfico de la Fundación.

Esos años los disfruté mucho. Pero ni reencontrarla a ella, ni los buenos amigos que aún conservo pudieron retenerme.

Como quien no puede dejar de comerse las uñas o curar un tic, yo no podía abandonar la costumbre de abandonar. Cada uno sabe la piedra que lleva en el zapato. Y aunque aprendí a sobrevivir sin un título, pertenecer al conjunto de los que « no se dedican a nada », me dolía en el ego y en los pies.

Me duele esa pregunta. Como me duele París y Buenos Aires.

« Y vos, a qué te dedicás ? » y en plena reunión todos se callan, y ponen cara de no te escucho.

-A vivir imbécil !

Odio esa pregunta, porque no tengo respuesta.


Pasó el tiempo y como tomando envión me metí en Historia del Arte. No sólo me sacaba buenas notas, sino también me sacaban mucha plata en la Facultad de Palermo. Y así como metí victoriosa varias materias, Cavallo nos metió el perro con el uno a uno y en el 2002 la economía Argentina se fue a pique y yo con ella. Tres meses después estaba en con mi ex Barcelona haciendo velas, vendiendo collares en la Ciudatella y trabajando de camarera en El Trillo.

Volví a Buenos Aires pero no volví nunca más a una Facultad. Acumulé tantas carreras inconclusas como diversos cursos. Shiatsu, Fotografía, danza. Tomé clases de Yoga, Tai Chi, teatro, dibujo, pintura, animación. Más de una vez intenté formar una banda de música. Y más de una vez, lo abandoné.

«Las experiencias siempre suman Ceci »

Esa frase fue mi dosis de consuelo por mucho tiempo. Un consuelo que tenía mucho de verdad pero yo no lo sabía.


El pasado no lo puedo cambiar, lo sé. Pero en los aeropuertos puedo cambiar mi profesión en la tarjeta de migraciones.

-Sos cantante? como Celine Dion? (el policía me chequea de reojo detrás de la ventanilla y se sonríe) Orgulloso me sella el pasaporte. Así como ellos esperaban un día estampar el pasaporte de Angelina Jolie o Sarkozy, yo esperaba un día encontrar mi vocación.

La ecuación es muy simple. Todos los caminos te llevan definitivamente a tu propio destino.

El 24 de noviembre de 2007 me casé de Artista. Así lo dice mi libreta de casamiento. En el registro civil de la calle Henri Martin firmé un contrato de matrimonio y en secreto otro con migo misma.

Yo no nací con una vocación definida ni tampoco con paciencia para forjarla. Reconocer mis defectos me dio lugar para reconocer mis virtudes.

Entendí que había dejado pasar unas cuantas oportunidades en mi vida. Pero entendí también que la carrera de artista no se abandona, se vive.


Hace poco tuve noticias de Ceci. Ella siempre fue brillante en Diseño.
Me contó que terminó la carrera y que se dedica a bailar flamenco.

©®

3 comentarios:

Xime dijo...

No me podría sentir más identificada Ceci. Soy una profesional de la inscripción. Me inscribí en infinidad de carreras, cursos y talleres. Estudié letras, critica de cine, flamenco, etc etc ETC...pero nunca duré más de dos años. Lo de "a qué te dedicás??" "A vivir!!" me gusta, lo voy a adoptar. Te quiero, Xime

Anónimo dijo...

ayer fue la despedida de cuqui y todas comentaron lo bueno de tu blog...cuanta razon. Que lindo leerte asi, te acerca, te describe. Sos una GRAN artista!
Lu

Anónimo dijo...

Me meti en tu blog , por q en la despedida de qky todas comentaron; La verdad que vale la pena leerlo. Me encanto.
A vivir Imbecil!! para aquella que no tiene vocacion, como yo, nada mas atinado que esa respuesta!!

Y la Tierra empezó a sacudirse. Y el temblor fue tan grande que  sacó del sueño a más de uno. Y no fue amable, más bien certera ...